... El avión se eleva rápidamente, y de un minuto a otro ya estamos rodeados de montañas e inmensos glaciares. Faltarían varias vidas para poder descubrir todos estos parajes. Sacamos fotos desde el aire he intentamos memorizar cada valle, el tiempo pasa y ya nos acercamos a lo que sera el inicio de nuestro recorrido. Poco a poco comenzamos a descender, rápidamente divisamos una pequeña ciudad de carpas en el medio de todo el blanco de las montañas.
Nuestro avión aterriza y todo ocurre rápidamente, bajar nuestro equipo y comida, subir las cosas a los trineos y reunirnos con Frank, el guarda parques encargado del área y un viejo amigo con el cual tuve la suerte de participar en una expedición en la Patagonia.
Frank nos explica un poco como funcionan las cosas alrededor y luego de aclarar algunas dudas nos ponemos a armar lo que sera nuestro campamento por algunos días. Nos encontramos en lo que considero una pequeña muestra del mundo, múltiples nacionalidades, representadas por banderas, idiomas, acentos y distintos colores de piel, todos unidos por una misma pasión.
Los primeros días pasan rápido entre organización, practicas de rescate y planificación. Luego de eso, comenzamos con lo que sera nuestra ¨peregrinacion¨ en la montaña. Nuestro primer movimiento, consta de 9 millas (algo así como 14 kilómetros) atravesando el glaciar Kahiltna, si bien, la la senda esta bastante marcada, el camino atraviesa grandes grietas que es necesario evitar. Cubrimos el trayecto sin novedad y ya con nuestra primera caminata podemos hacernos una idea de lo que sera esta expedición. Pesados trineos, pesadas mochilas, grietas, varios miles de metros que ganar para llegar a la cumbre, eso, sin contar las frías temperaturas y los vientos polares. Pero Bueno, aquí estamos y todo transcurre según lo planeado.
Durante toda la semana, nuestra vida transcurre caminando cerro arriba y cerro abajo, horas de caminata porteando nuestro equipo y comida hacia los siguientes campamentos, nuestros cuerpos, lentamente comienzan a adaptarse a la altura y poco a poco nuestros movimientos y acciones se hacen mas precisas.
La experiencia que cada uno ha ido ganando en este terreno nos hace movernos comas facilidad, con mas eficiencia. Ya el vivir en un lugar cubierto de hielo se hace casi normal y las tareas del día a día ya son casi tan solo una rutina. Nos levantamos en la mañana, calentamos agua (que proviene de derretir la nieve), preparamos nuestro desayuno y luego comenzamos a prepara nuestros trineos para partir, arreglamos las cuerdas y nos preocupamos de cada detalle de seguridad antes de partir.
Es así como luego de mucho trabajo, ya nos encontramos en campamento 3 a 4300 metros sobre el nivel del mar, es aquí donde descansamos unos días antes de realizar nuestro movimiento final con la idea de alcanzar la cumbre (pasando antes por un ultimo campamento a 5200 mt.), es aquí también donde tenemos el tiempo para interactuar mas con las distintas expediciones, especialmente con el equipo noruego con el cual hemos compartido prácticamente durante todo nuestro viaje.
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